viernes, 16 de marzo de 2007

Historia de la Narración Oral

MISTAGOGO


SONDA NUMERO UNO
SOBRE NARRACIÓN ORAL


I. Algo huele mal

Para nadie es un secreto que la narración oral es considerada en los círculos académicos, artísticos e intelectuales, como una actividad que difícilmente puede suscitar respeto.

Más que un arte, se la considera una artesanía menor, en la que todos aquellos que fracasaron como intelectuales, académicos o artistas, y porqué no, como seres humanos, encontraron un providencial acomodo que los liberaba precariamente de la sensación de pérdida que se experimenta cuando se tiene entre las manos una vida malograda, que además, en algún momento, se quiso plena de ese brillo que sólo otorga la originalidad, cuando se unen de manera inesperada -milagrosa diría yo- en una sola expresión, el arte y el conocimiento.

Desde el principio, las razones para tal desprecio, eran muy evidentes, y en apariencia, fáciles de sostener: no era la joya de la corona de ninguna tradición académica prestigiosa; no pertenecía al teatro ni tampoco a la literatura culta, y como objeto de estudio era una curiosidad relacionada con los orígenes del lenguaje, que sólo interesaba a la erudición filológica cultivada por viejos sabios en los sótanos de antiguas bibliotecas, situadas en una dimensión polvorienta y anómala del tiempo. No tenía escuelas (ni las tiene), y aparte de Buda, Sócrates y Jesús, todos muertos, no tenía exponentes de renombre universal que ocuparan un sitio de honor en el envidiado Hall de la Fama.

En Colombia había surgido en los espacios públicos de las universidades y en medio del humo de tabaco de las tabernas decadentes (¿qué taberna no lo es?) de espíritu bohemio, lugares donde para conectar con el ambiente lo menos que se necesita es rigor. Si a esto agregamos que sus verdaderos practicantes, por razones de vida, y por supuesto, de cultura, eran ancianos campesinos pobres, disgregados por las regiones rurales más deprimidas del planeta -regiones indígenas incluidas- pertenecientes a formas de vida tendientes a desaparecer, se comprenderá que la narración oral, según los barómetros del ahora, no contaba con los pergaminos adecuados para convertirse en la nueva estrella rutilante de la comunicación humana, mucho menos, paradójicamente, por ser oral. El siglo XX se encargó de otorgarle a la escritura un prestigio de autoridad intelectual y artística que no había tenido antes, en ningún momento de la historia. Hablar, se creía, lo podía hacer cualquiera. Escribir, y escribir bien, sólo lo podía hacer un escritor, y un escritor no podía serlo sin ser, necesariamente, una persona culta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desafortunadamente, para mal de muchos, ahora el ser narrador oral es sinónimo de buen comediante... Nuestro mundo está avido de explotar sus más oscuras pasiones a través de la risa... O de las imagenes que un cuentero pueda recrear a través de las palabras... Maldita sea, a veces, pareciera ser que somos los bufones de los reyes sin corona!

Eduro dijo...

Particularmente en Provincia, hay viejos cuenteros que no saben que lo son. Sin embargo, en cualquier silla del parque municipal, o del billar del pueblo hay un lugar reservado para estos personajes. Su
parroquial indumentaria y sus rudos modales, contrastan con el magnetismo que ejercen ante propios y extraños. Y es que han desarrollado todo un sistema coherente de pensamiento basado en la mamagalladería. La aparente superficialidad de los razonamientos deja entrever una profundiadad de pensamiento, que intenta burlar el hecho de que el escenarío de su vida tenga como limites espacio-temporales una comunidad cuya mayor preocupacion es conseguir lo de la papita. Y que esta semana llueva pa' que le caiga agua a la huerta, pero que no llueva tanto pa' que el bus de omega no se "vare en el paso".

Anónimo dijo...

HAY QUIENES SE HACEN LLAMAR NARRADORES ORALES Y CUENTEROS.AHORA CUALQUIER PELAGATO ES "CUENTERO"...LO PUDE CONFIRMAR EL VIERNES PASADO. AFORTUNADAMENTE NO RESPONDISTE MI LLAMADA, HUBIERA SIDO TERRIBLE SI ME HUBIERAS ACOMPAÑADO A AQUEL LUGARSITO...AFORTUNADAMENTE SOLO SOPORTÉ LA PAYASADA ALGUNOS MINUTOS. QUE FALTA DE AUTENTICIDAD, IMITAN Y LUEGO INSULTAN. SALUDOTE, BESOTE Y ABRAZOTE. YULI A.